UN FULGOR EN EL ESPACIO

 

El fuego crepitaba entre las cenizas

y las leñas, dando un colorido fuerte y alegre

provocando un ambiente cálido en los hogares de un

pueblito apostado  sobre una ladera de una

montaña ubicada en el hemisferio norte de la tierra.

 

Afuera seguía nevando, copitos blancos

que cubrían las desoladas calles de adoquín

grises y negras.

Las chimeneas echaban humo blanco grisáceo

contrastando con la noche oscura.

Las casitas blanqueadas por la nieve,

resaltaban entre la oscura  noche.

 

Los niños correteaban a pesar del frío seco,

cerca de las vidrieras iluminadas por los arbolitos

adornados con motivos de Navidad.

Sus padres cargados de paquetes interminables,

caminaban con dificultad por las resbaladizas

aceras tratando de llegar lo antes posible a sus

hogares,  para recibir a sus parientes en la Nochebuena.

 

Los jóvenes paseaban con sus respectivas parejas

por las plazas y disfrutaban mirando

los negocios alegres y murmurando palabras de amor.

Ya llegaba la hora de brindar por

La Nochebuena y por la paz...

 

A las 12 horas de la noche fría, sonaron las

campanas de la Iglesia de ese pueblito,

celebrando la misa, las mujeres envueltas en sus

abrigos gruesos forrados de piel, rezaban, los hombres

con sus gorros de piel apoyados en sus regazos, miraban

de reojo al resto, rezaban también silenciosamente.

 

En un momento, reinó un silencio total y

religioso, apareció en el cielo oscuro bien azulado

con salpicones de blancas estrellas titilantes.

Un extraño fulgor luminoso color verde esmeralda

con llamaradas rojas y anaranjadas...

 

Los aldeanos corren de un lado a otro consternados,

para llevar la noticia del extraño fenómeno

ocurrido en el espacio.

La gente del lugar se santiguó y

rezó  sin perder de vista al fulgor.

 

Los ancianos miraban con tranquilidad

y calmaban a la gente asustadiza y

Ellos decían que era la señal de Dios

que bendecía a todos los pueblos...

 

Mientras tanto, en la nave marciana

hablaban tres hombres de constitución

física bastantes complejas.

Uno le dice a su compañero más próximo:

-“¡Qué raro que ponen luces en los árboles,

no será suficiente con la iluminación de sus casas?”-

otro le contesta con fastidio:

-“Ellos, los indios, festejan de esa manera una vez por año”-

 

-“¿Porqué festejan?”- pregunta el primero.

El segundo le contesta de nuevo con más fastidio:

-“No hagan preguntas tontas, ya estudiaremos a esos indios,

porque tenemos la misión de

averiguar el porqué ellos están atrasados,

que hacen con los humos que salen de sus casas,

y que tipo de vida hacen y...¡cómo soportan el frío!”-

 

El primero le dice al segundo:

-¡Pero los terrestres parecen asustados ante la

presencia de nuestra nave!”-

El marciano le contesta: “Tienes razón,

nos iremos a nuestro planeta y le informaremos

los extraños y extravagantes comportamientos de esos

Indios...seguro volveremos para enseñarles y evangelizarlos

Con el ejemplo de Nuestro Señor Jesucristo de Marte...”

 

Todos los de la nave marciana, gritan:

Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo y Amén!...”

“Alabamos al gran Hijo de Dios que rige en todo el Universo!! ”

“ Gloria al poderoso creador del Cosmos y de la Humanidad!”

Amén...

 

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